miércoles, 10 de agosto de 2011

In Waves, de Trivium


A Trivium se les ha etiquetado desde prácticamente el principio como "los nuevos Metallica", etiqueta que muchos grupos anteriores han sufrido y que les ha llevado a crisis profundas desde las que nunca han vuelto a ser los mismos. Pero los chicos de Florida parece que nunca se han amedrantado ante el desafío, ellos tienen claro que nunca habrá unos nuevos Metallica, pero si puede haber un nuevo grupo que cambie el metal que no tenga que ser necesariamente comparado con los de San Francisco. 

Así, la carrera de la joven banda ha estado siempre apoyada por los metalheads más jóvenes, que los ven como el grupo líder de su generación, mientras que la vieja escuela suele negarse a darles una oportunidad (el baño de objetos con el que les recibieron en Londres cuando telonearon a Iron Maiden lo demostró). Ni cuando publicaron su álbum más clásico, The Crusade, contentaron a estos fans, y en muchos casos tampoco a los suyos, por lo que parece que decidieron dejar de hacer concesiones a la galería y empezar a ir a su rollo, sin preocuparse por lo que digan los demás.

Con este panorama asoma la cabeza In Waves, su quinto álbum. Después del aclamado Shogun, su álbum más progresivo, parece que la banda ha querido combinar los elementos de los últimos tres discos, creando uno que podría haberse titulado fácilmente The Ascendacy of the Shogun's Crusade. Esto no tiene que ser negativo, aunque es verdad que con las primeras escuchas el disco no causa muy buena impresión y se hace largo. Todo es cuestión de acostumbrarte y eliminar las cinco canciones bonus, ya que tres de ellas están intercaladas a mitad del disco. A partir de ahí, si te gusta Trivium, disfrutarás como un enano. 

El álbum arranca con un tema homónimo potentísimo, bruto pero melódico. La melodía, tanto vocal como de guitarra, es clave en muchos temas, cosa que siempre ha supuesto una característica de la banda. Así tenemos temas como "Inception of the End" o "Caustic Are The Ties That Bind", que tienen una línea muy neo-thrash pero que tienen partes totalmente melódicas que a veces suenan a Bullet For My Valentine, sobretodo en la segunda (¿o son Bullet For My Valentine los que suenan a Trivium?).

Para los fans de los Trivium más viscerales, a los que les gustan los riffs rompecuellos pero técnicos y  escuchar a Heaffy dejándose el alma, tenemos temas como "Dusk Dismantled" (mi favorito del disco), o "Chaos Reigns" (¿posible homenaje de Heaffy a Von Trier, ahora que que es un gafapasti?). Y los himnos tampoco faltan, ahora que ya no tocan el que debería ser el himno de una generación "Anthem (We Are The Fire)", en este disco hay posibles sustitutos como "Built To Fail" o "Black", buenas canciones pero que carecen de la épica de la antes nombrada. También hay cosas nuevas, como el uso de algún blastbeat esporádico (el nuevo batería cumple muy bien sustituyendo a Smith), y especialmente la canción que cierra el disco "Of All These Yesterdays", tema con dejes de balada épica que no habría desentonado en The Crusade.

En conclusión, In Waves debería gustar a todos los fans de Trivium. Es un disco logrado y muy bien producido, tiene de todo, pero lo malo es la sensación constante de deja-vu. Es cierto que el metal de Trivium es muy personal, pero un poco de innovación no les vendría mal de cara a un futuro trabajo. También hecho en falta la canción instrumental que nos han regalado en sus dos últimos trabajos para cerrar los discos. Shogun y The Crusade eran dos temazos grandiosos, y dejaban muy claro que el nivel compositivo de estos chavales es muy alto. ¿Nos regalarán un disco instrumental algún día? A mí me encantaría, pero ahora espero que graben por fin su ansiado directo para CD y DVD, algo que puede ser épico.


martes, 9 de agosto de 2011

The Black Crown, de Suicide Silence


Suicide Silence tuvo la mala (buena para los fans) fortuna de que su debut, The Cleasing, fuera uno de los mejores discos de metal extremo de los últimos años, que cogió el género allí donde lo habían dejado Slipknot después de sus dos primeros álbumes, creando un sonido que ha sido imitado por cientos de bandas desde entonces. Y es mala suerte porque, después de eso, todo lo que hagan va a ser comparado con su ópera prima. Su anterior disco, un más que decente ejercicio de metal extremo en el que ya empezaron a dar señas de por donde iban a tirar en el futuro, fue menospreciado por fans y crítica. Ahora llega este The Black Crown, su tercer álbum, que ha recibido mejor acogida que el anterior, pero aún así, me parece que sigue menospreciándose un poco al tratarse de la banda que creó The Cleasing.

En este nuevo disco, la banda se adentra definitivamente por los senderos que en No Time To Bleed eran parte de una encrucijada. Han madurado y se han dado cuenta de que tienen que hacer su música para ellos, no para sus fans, y han decidido seguir con su evolución natural. Que nadie se asuste, Suicide Silence no son Bring Me The Horizon, que ya tienen poco que ver con la escena extrema, Mitch Lucker sigue verreando como siempre, los blastbeats siguen siendo demenciales, y la brutalidad de los riffs y los breakdowns tienen tanta fuerza que pueden tirarte de la silla en cualquier momento, siguen teniendo ese sonido tan personal que siempre les ha caracterizado.

Pero eso no quiere decir que no hayan añadido nuevos elementos, como un acercamiento de Lucker a la melodía vocal, una producción más heavy, más groove en las guitarras, etc. Sin duda es muy significante el acercamiento en algunas canciones al Nu Metal más cafre, como en "You Only Live Once", un tema que recuerda a como sonaría "Wait And Bleed" si hubiera sido compuesta hoy. La mayor sorpresa del disco es sin duda la aparición de Jonathan Davies en "Witness The Adicction", algo que ha desconcertado a los fans aunque los miembros de la banda siempre han ensalzado a Korn como una de sus grandes influencias. La otra colaboración curiosa es la de Frank Mullen, de Suffocation, en uno de los temas más brutales del álbum, lo más cercano al death metal clásico que podremos oir en el plástico.

Queda poco del llamado deathcore en esta producción, si acaso esos breakdowns tan destructivos de los que siempre han hecho gala, pero el sonido del disco tiene poco que ver con el de las bandas del estilo. Esto es metal extremo sin etiquetas, con muchas influencias noventeras de bandas como Sepultura, Pantera o Machine Head. Está muy claro que Suicide Silence nunca van a entregarnos otro The Cleasing, pero si pueden entregarnos otra obra maestra. Si siguen por este camino, el próximo disco podría ser un disco muy a tener en cuenta. De momento, con este han conseguido llegar al puesto veintiocho del Billboard americano, todo un logro para un grupo de sus características.