martes, 21 de junio de 2011

Falling Skies, Spielberg postapocaliptico


Enfrentarte a una nueva serie de cuya existencia te enteras el mismo día que sale, y encima por error, no apetece mucho, más si son dos capítulos y duran una hora y veinte minutos aproximadamente, justo el mismo día que salen capítulos de Treme y Game Of Thrones. Pero como los subtítulos de la primera llevan su tiempo, decidí ver el estreno de esta superproducción televisiva apadrinada por el tipo más listo de Hollywood, un tal Steven Spielberg, que últimamente produce mucho más que dirige.

Me esperaba un simple entretenimiento palomitero en formato TV, pero tengo que reconocer que estos dos episodios me sorprendieron bastante en todos los aspectos. Empezando por el protagonista, un tal Noah Wyle del que nunca había oído hablar, que se desmarca del típico papel de héroe chulopiscinas americano. Él no es policía, ni excombatiente en Vietnam, es un simple profesor de Historia que debe enfrentarse a las circunstancias que le ha tocado vivir, esto es, la llegada de extraterrestres invasores a nuestro planeta y proteger a sus hijos. Un planteamiento muy similar al de la guerra de los mundos, dirigida por el propio Spielberg, pero con los aliens ya asentados en el planeta y en las conciencias de los terrícolas.

Pero no es con el film del productor ejecutivo de la serie con lo que más asocio Falling Skies, otra de sus principales influencias es claramente The Walking Dead. Los invasores no están nunca en un primer plano de la historia, lo que parece ser será el eje central de la serie será el de las relaciones entre los protagonistas y su lucha por la supervivencia. Lo dicho, The Walking Dead pero con extraterrestres con la mala uva sustituyendo a los zombis. Precisamente ese es el mayor punto débil que veo en la serie, aunque aquí parece que se va a explotar más el punto de vista de los niños. La primera escena, en la que nos ponen en situación gracias a las narraciones de los niños acompañando sus dibujos es escalofriante, ya saben que hay pocas cosas más terroríficas que los dibujos de un niño.

Otra de las cosas que más me sorprendieron fue la manera en la que están filmadas las secuencias de acción. Esperaba planos fijos con cámaras que tienen Parkinson, pero en realidad están filmadas cámara al hombro, haciéndonos creer a veces que estamos corriendo al lado de los protagonistas. En general, la dirección de la serie es bastante sobria y lo suficientemente atractiva como para mantenerte delante del sillón. La ambientación postapocaliptica también está bien lograda, los aliens y sus robots cumplen, se nota la pasta del tito Steven, aunque no llegan al nivel de realismo de las megaproducciones de Hollywood.

Por lo visto, parece que vamos a tener otra serie a tener en cuenta en el panorama ya de por sí bastante interesante de la TV actual, aunque puede que todo sea causa del síndrome del episodio piloto, que ya sufrí en su momento con The Killing. De todos modos, espero con ansias al próximo lunes para ver como continua esto.

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