viernes, 7 de enero de 2011

Lo que odio de la Navidad




Damas y caballeros, la Navidad ha terminado oficialmente. Las fiestas se acaban, pero los recuerdos se quedan, y aunque esta Navidad no ha sido la peor que he pasado (mucho cine, mucha música y mucha lectura tienen la culpa) no voy a perder la oportunidad de criticar las proclamadas por muchos "mejores fiestas del mundo".

Para empezar, tenemos esas espeluznantes piezas de música comunmente denominadas villancicos, canciones populares navideñas que cantan a la gloria de Jesús y su madre. No se vosotros, pero yo he pasado unas cuantas mañanas trabajando y tragándome estos villancicos una y otra vez, y os aseguro que acaba uno con más de una neurona menos. Versiones aflamencadas y los tradicionales con los niños que tienen el timbre apitufado, eso era lo que ponían, y la joya de la corona, los interpretados por Manolo Escobar. Yo creía que mi disco de las navidades había sido el apoteósico Marrow Of The Spirit, de Agalloch, pero en realidad ha sido el disco de villancicos tradicionales de Intereconomía, con la interpretación de "Los peces en el río" a cargo de Jose Javier Esparza. Mítico ese "mira como beben los peces en el río" cantado por él.

Pasamos a una cosa bastante personal, las reuniones familiares. ¿Como puede gustar tanto a la gente las reuniones familiares? A mí no me gustan nada. Quizás es que yo estoy para que me psicoanalicen, pero las reuniones de mucha gente me provocan un rechazo bastante grande, cuando puedo escabullirme, lo hago cuanto antes. Gente gritando, enborrachándose, fumando, hablando sobre cosas estúpidas (gritando más todavía), hasta llegar incluso a la ocasional pelea de Navidad. A veces los animales se sorprenderían de vernos en alguna de estas situaciones, "no somos tan distintos, pensarían".

Otra carácterística de la Navidad es la manera a la que hace al individuo pensar que debe ser feliz a toda costa y también que tiene dinero para todo, lo que provoca un consumismo irracional. A mí me parece muy bien que las personas compren ropa, peluches o vibradores, pero que lo hagan por el mero hecho de comprar me repugna. Porque yo también soy consumista, pero como ya he dicho en ocasiones, compro cosas útiles para mi intelecto y educación, y lo justo de lo demás. De hecho, si esta denigrante sociedad de consumo se acabara, yo sería el primero en alegrarme, porque volveríamos a los adorables locales pequeños donde conoces a los dependientes, a gran parte de los clientes, e incluso te sientes bien comprando ayer. Ahora esos locales están parados, sin nadie que les compre nada, y por tanto, no pueden traer apenas novedades. Es triste, pero cierto. Sobre la felicidad, sólo tengo que decir que es una cosa muy personal, porque alguien puede ser feliz estando en la cárcel o puede ser un infeliz siendo el mayor rico del mundo. Ahí gente a la que la Navidad parece que le da dinero y educa a su entorno haciéndoles creer lo mismo.

Otra cosa que me molesta mucho de estas fiestas es que todo el mundo te felicita con cualquier excusa, ya sea feliz año, feliz navidad, feliz dia del niño muerto por comerse un cocodrilo, y ese tipo de estupideces. Yo no felicito a nadie a menos que me feliciten, porque considero que entrar en un año nuevo o que sea el día en el que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste no es motivo de felicitación a nadie, y menos para salir de fiesta. De hecho, yo en fin de año hice lo que hago casi todos los viernes, sin apenas cambios en la secuencia de acciones. Lo que más me apena son las cientos de personas que se agolpan en la Puerta Del Sol.

Las supersticiones tampoco me entran en la cabeza. Yo nunca me he tomado doce uvas a la medianoche ni me he puesto ropa interior roja para el fin de año, y tampoco he metido una joya en un vaso con champan o lo que sea. Son cosas que la gente hace para sentirse bien consigo mismas y creer que empiezan bien el año, y que van a dejar de fumar, de decir tacos y hasta de ir al baño. Retruecanos, a mí me va genial todos los años y no hago nada supersticioso.

¿Y la decoración de las calles? Eso es de lo peor, porque eso lo pagamos los ciudadanos con nuestros impuestos, incluso los de los ciudadanos que no celebran las fiestas. Me parece una horterada y una falta de respeto a los ciudadanos no religiosos, sobretodo viviendo en un pueblo donde el alcalde gana siete mil eurazos al mes, los podría comprar él con su sueldo.

Creo que eso es todo, lo único bueno de estas fechas son los regalos. A mí me han regalado todas las temporadas de The Wire y el libro de su creador David Simon, Homicidio. Dejo una reflexión, se supone que en Navidad se celebra el nacimiento de Jesús. Yo creo que la mejor forma de celebrarla sería llevando a los vagabundos a comer a casa, en vez de los familiares, que sería lo que haría Jesús. ¿No creéis que sería lo más apropiado para un católico, en lugar de estar alimentado a familiares que pueden hacerlo por ellos mismos?

1 comentario:

  1. ¡Buenas!
    Ya me perdonarás que comente en una entrada no del todo reciente pero quería decirte algo acerca de lo que cuentas. La verdad es que yo no siento una gran simpatía a la idea de Navidad que se nos quiere vender: comer, comer, comer, comprar, comprar, comprar... Ya sabes.

    De todos modos, creo que cada vez hay más presente un "odio" (palabra usada en exceso, me temo, y dudo mucho que alguien llegue a odiar unas fiestas) a la Navidad un poco preocupante y que en ocasiones roza el fanatismo, al mismo nivel de los que consumen como locos. No digo que sea tu caso, pero creo que puedes imaginar a qué tipo de gente me refiero.

    El nacimiento de Jesús no deja de ser una máscara, un poco de maquillaje que oculta un culto anterior que nada tiene que ver con la Iglesia. Nuestra Historia es escenario de cambios, modificaciones y alteraciones en todo tipo de culturas, pero siempre manteniendo valores y cultos ancestrales, de ahí que se eligiese un día de culto a los astros como el nacimiento de Jesús.

    Algo que recuerda, y mucho, a la transformación de las basílicas romanas en edificios religiosos como consecuencia de la normalización del cristianismo. En realidad, podemos considerarlo exactamente lo mismo.

    Por eso, las Navidades no dejan de ser unas celebraciones mucho más antiguas, solo que ocultas tras un disfraz religioso.

    Así que creo que, en realidad, no son algo dirigido exclusivamente a los no creyentes. Del mismo modo que dudo mucho que sólo los creyentes celebren la Navidad tal y como la concebimos a día de hoy.

    Respecto a la pregunta que planteas al final... Realmente tendría mucho sentido que fuese así, que los verdaderamente católicos o cristianos y que creen con fuerza en la "palabra de Cristo" deberían dedicar esas fechas a ayudar a los que no tienen nada.
    Pero en realidad, creo que eso deberíamos hacerlo todos los que creemos en un mundo más justo, independientemente de la religión o creencias de cada uno.

    En fin, a día de hoy la Navidad no es más que una celebración que significa reunirse con tu gente, gozar de una buena comida y pasarlo bien, independientemente de si eres creyente o no. Eso, a día de hoy, no tiene la menor importancia.
    Y por supuesto, no me parece para nada algo tan criminal como algunos quieren hacer ver.

    Saludos!

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