lunes, 18 de abril de 2011

Carlos, terrorismo divertido


 Supongo que hacer una película sobre el terrorista Ilich Ramírez, más conocido como El Chacal o Carlos, debe ser más difícil todavía que hacer una crítica de una miniserie de casi seis horas. Y también supongo que las controvertidas declaraciones de Fernando Savater en las que afirmaba que el terrorismo le había hecho divertirse mucho las realizó después de ver esta producción en sesión continua. Lo que ya no supongo, sino que afirmo, es que estamos ante la mayor producción cinematográfica europea en mucho tiempo no solamente en cuanto a presupuesto, también en cuanto a calidad.

La figura de Carlos es un hito ya no solo en la historia del terrorismo, también de nuestra historia más reciente, ya que él fue el terrorista mediático por excelencia, un guerrero que luchaba por la causa palestina que pasó a ser un mercenario al que reclutaron ETA, IRA, etc. Por eso era esencial para que este macrofilm funcionase la elección de un actor capaz de comerse al personaje, y no al revés. Ahí está el primer gran acierto de Assayas, que eligió al actor venezolano (nacionalidad que comparte con Carlos) Edgar Ramírez, un semidesconocido que ha sorprendido al mundo con su capacidad de dominar al personaje y mostrarle tal y como es. Ramírez es el gran acierto del film, la principal razón para sentarse seis horas a ver esta obra.

Otro acierto de la película es mostrar tal y como era el panorama geopolítico en los setenta y ochenta. Y es que Carlos tenía más relaciones diplomáticas que cualquier Ministro de Exterior actual. Con Libia, Yemen, la Alemania Oriental, la URSS, Irak, etc. Países que también apoyan la lucha de Palestina y predican la lucha contra el imperialismo. Sin embargo, estas relaciones son posiblemente el punto más flojo de la cinta, pues ralentizan la acción y acaban haciéndose tediosas y largas.

De los tres capítulos que componen el metraje completo de la producción diría que lo mejor está en el primero y la primera mitad del segundo, en la que se desarrolla mi momento favorito de la serie, el secuestro de los miembros de la OPEC en Viena por parte del comando de Carlos. Momentos tensos y trepidantes magníficamente filmados por Assayas.

Posiblemente la serie no llegue a la altura de las grandes producciones americanas, pero nos da a los europeos un motivo para sentirnos orgullosos de nuestro cine, un cine no tan espectacular, pero sí más reflexivo y real, más centrado en las miserias y las alcantarillas, en este caso, de un mundo de tensiones constantes, en el que no hay espacio para la confianza y mucho para la traición. Otro de los grandes aciertos de Carlos es precisamente mostrarnos al personaje de manera realista, un tipo lleno de contradicciones y mujeriego a más no poder.

Habrá que echarle un vistazo a esa versión que se ha estrenado en cines, pero, como siempre, en Murcia no aparece en ninguna cartelera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario